Se llama jara o estepa a diversas plantas, casi siempre del género Cistus, aunque también a algunas del género Halimium. Forman parte importante (cuando no exclusiva) de los matorrales mediterráneos y algunas son especies pioneras en la recuperación de suelos degradados, especialmente tras los incendios forestales. De hecho su expansión se ve favorecida por ellos; son especies pirófitas cuyas semillas se abren y germinan antes ayudadas por el fuego.
Las flores son regulares, hermafroditas y con cinco grandes pétalos a menudo arrugados (como de papel) que caen fácilmente de la flor. Sus numerosos estambres producen gran cantidad de polen, que atrae a muchos insectos, como las abejas que producen miel de jara. Sus frutos son cápsulas formadas por 5 ó 10 hojas carpelares, que se abren a la madurez en 5 ó 10 cavidades con numerosas semillas. La madera de Cistus ladanifer, por ser durísima se usa en la fabricación de pequeñas herramientas o piezas que vayan a sufrir gran rozamiento, y también como excelente leña.
Cistus ladanifer L., jara pringosa. Es un arbusto de hasta 2,5 m de altura, cuyas hojas, alargadas y estrechas están abundantemente impregnadas de una sustancia pegajosa, el ládano, resina fuertemente olorosa, que les da un aspecto brillante y se adhiere fácilmente a las manos y ropa. Sus flores son muy grandes (10 cm) y con cinco pétalos blancos que, en la variedad maculatus, presentan una mancha púrpura en la base. Es la especie más frecuente en la región mediterránea occidental, donde su área coincide en líneas generales con la de la encina.
El principio activo, ládano se usaba en jarabes para la tos. También se usa en perfumería.
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